#ElPerúQueQueremos

VÍCTOR JARA: VIVIR EN PAZ

Así como Pinochet edificó su reino del terror sobre una montaña de calaveras, una bestia vecina solía decir: “El se llama Pinochet. A mí deberían decirme Chin

Por Eduardo González Viaña

Publicado: 2023-09-03


“El derecho de vivir en paz” es una canción que compuso y solía entonar Víctor Jara. Su objeto inmediato era protestar contra la agresión que estaba sufriendo el pequeño Vietnam frente a la más poderosa maquinaria militar del mundo, la de Estados Unidos. Ya sabemos que, al final, David venció a Goliat.

“El derecho de vivir en paz” era también entonada en países que aspiraban a diseñar su propio destino sin que manos extrañas se lo impidieran. En los setenta, ese era el caso de Cuba, Chile y del propio Perú, entre otros.

Nuestros vecinos del sur habían elegido democráticamente al candidato socialista Salvador Allende y estaban emprendiendo un camino pacífico de cambio social y de bravas nacionalizaciones, pero era evidente que había en el mundo poderes decididos a impedir la realización de esos sueños. Eso ocurrió en Chile el 11 de septiembre de 1973.

La evidencia actual nos hace saber que el feroz golpe militar contra Salvador Allende fue ordenado y pagado por la CIA al carnicero Pinochet.

Víctor Jara era un músico partidario del socialismo. Sus canciones movilizaban y enamoraban a las multitudes, así como les inculcaban el derecho de vivir en paz.

Algo de profético había en ello. Víctor había sido un chico campesino muy pobre. Huérfano, a los 15 años, ingresó en el seminario Redentorista de San Bernardo.

Aprendió allí que más fácil es que pase un camello por el ojo de una aguja a que un rico angurrimiento entre al reino de los cielos. Y entendió que el cristianismo conduce por los cauces del amor a la creencia en el socialismo.

En 1973, ya era un famoso e internacional cantante, cantautor, director de teatro, escritor y director artístico de los Quilapayún.

El día del golpe de Estado, miles de civiles partidarios del socialismo fueron encerrados en el estadio de Santiago de Chile. Su destino iba a ser decidido por los sanguinarios esbirros de Pinochet.

En nuestros días, cincuenta años después, está muy claro que fueron millares las víctimas e incluso se ha iniciado una búsqueda de los restos de los desaparecidos. Se hace evidente además que fascismo y sadismo son términos sinónimos.

Así como Pinochet edificó su reino del terror sobre una montaña de calaveras, una bestia vecina solía decir: “El se llama Pinochet. A mí deberían decirme Chinochet.”

Víctor Jara fue apresado y, de inmediato, comenzó a sufrir una tortura salvaje. Bastaba con matarlo, pero se esmeraron en hacerlo sufrir.

- Canta y toca en la guitarra “El derecho de vivir en paz” –le gritaban, mientras martillaban sus manos.

Eso pasó hace 50 años. La fiesta de los caníbales terminó luego de algunas horas de sufrimiento.

Ahora, en septiembre del 2023, ante ese recuerdo, se nos da por creer que el infierno existe y está aquí abajo. Es el caso del brigadier Hernán Chacón Soto, quien acaba de ser condenado a 25 años de cárcel junto a otros de sus compañeros de armas por haber participado en las torturas y asesinatos de aquellos días.

A Chacón, ahora de 86 años, se le impuso 25 años de cárcel, pero él no lo pudo soportar. Se había pasado medio siglo temiendo que el día de la justicia llegara. Nadie podría envidiarle ese tiempo.

Cuando se ordenó que fuera trasladado a la cárcel de Puntateuco, Chacón no pudo resistir más. Se metió en un baño y se tomó un veneno. El infierno había durado mucho para él.

Mientras tanto, quienes coreamos las canciones de Víctor Jara seguimos soñando con el derecho de vivir en paz.


Escrito por

EDUARDO GONZALEZ- VIANA

Novelista, periodista y profesor universitario en Estados Unidos, Eduardo González Viaña publica cada semana la columna “Correo de Salem” que aparece en diarios de España y de las Américas. Inmigración, cultura y análisis político son sus tópicos más frecuente


Publicado en

El correo de Salem

Un blog de Eduardo González Viaña