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CARTA A UN JOVEN POETA

VALLEJO no hizo caso de la carta. No se rindió. Por eso está en todos los idiomas. Hay un universo Vallejo.

Por Eduardo González Viaña

Publicado: 2023-08-27


C. A. V. es el joven César Abraham Vallejo (1892- 1938) .A él va dirigida esta carta (publicada en septiembre de 1917). La escribió Clemente Palma (1872- 1946) , en esos momentos el escritor consagrado de Lima y quien, en la revista “Variedades” daba la bienvenida al Olimpo limeño o el adiós desdeñoso a los jóvenes que se atrevieran a escribir sus primeras páginas.

Señor C.A.V. -Trujillo.- También es usted de los que vienen con la tonada de que aquí estimulamos a todos los que tocan de afición la gaita lírica, o sea a los jóvenes a quienes los da el naipe por escribir tonteras poéticas más o menos desafinadas o cursis.

Y la tal tonada le da margen para no poner en duda que hemos de publicar su adefesio. Nos remite usted un soneto titulado El poeta a su amada, que en verdad lo acredita a usted para el acordeón o la ocarina más que para la poesía.

Amada: en esta noche tú te has sacrificado

sobre los maderos curvados de mis besos

Amada: y tú me has dicho que Jesús ha llorado

y que hay un viernes santo más dulce que mis besos.

¿A qué diablos llama usted los maderos curvados de sus besos? ¿Cómo hay que entender eso de la crucifixión? ¿Qué tiene que hacer Jesús en estas burradas más o menos infectas?…

Hasta el momento de largar al canasto su mamarracho, no tenemos de usted otra idea de deshonra de la colectividad trujillana, y de que si se descubriera su nombre, el vecindario lo echaría lazo y lo amarraría en calidad de durmiente en la línea ferrocarril de Malabrigo.

AUTOR DE ALGUNOS excelentes relatos modernistas, Clemente Palma podría haberse convertido con ellos en un narrador imperecedero. Sin embargo, las únicas veces en que se le menciona ocurren cuando se lee y relee la carta malvada que le escribe a un muchacho que escribía poemas en Trujillo y se llamaba CAV.

No hubo siquiera silencio de parte de Clemente Palma, más bien abundan en su carta la mofa y el sarcasmo. Si Vallejo no hubiera “reincidido”, la crítica del consagrado guardián del Olimpo limeño habría mutilado tempranamente a la literatura del Perú de un libro llamado “Trilce” por ejemplo.

No es un caso aislado. Se ha dado con mucha frecuencia, con tanta, tanta, que hasta los autores de las mofas terminan por olvidar el triste papel que alguna vez cumplieron.

Recuerdo con alguna pena que, en julio de 1971, una revista dedicada a la narración del Perú me dedicó una catilinaria tan dura que debería haber enmudecido desde entonces. No creo ser muy importante, pero sé que la expresión es un derecho inalienable, y escribiré toda la vida para defenderlo. He publicado unos setenta libros desde entonces, y en ese esfuerzo me ha acompañado siempre mi tozudez de cholo del norte.

En la revista que aludo, otros dos escritores peruanos eran azotados por la crítica. Uno era Mario Vargas Llosa y el otro, Alfredo Bryce. La envidia acompañó al censor y por eso se entienden en esos casos sus motivos. En el mío, era terrible. A pesar de ser un escritor primerizo, la célebre editorial Losada de Buenos Aires había editado mi libro “Batalla de Felipe en la casa de palomas”

En el caso de don Clemente no había celos, sino maldad en estado puro.

Vallejo se fue a París. Eso lo salvó de ser arrollado por el ferrocarril de Malabrigo. Su amigo Antenor Orrego se sacrificó por él y le entregó el pasaje que le estaba destinado.

Para convencerlo de que aceptara su desprendimiento, el filósofo Orrego le hizo ver que, fuera del país lo esperaba el reconocimiento. En Trujillo, la cárcel. En Lima, el desprecio por su origen provinciano Más tarde, Orrego padecería prisión por su amor a la justicia social. Como alguna vez lo he dicho, creo que uno y otro cambiaron sus almas.

Un joven escritor me acaba de escribir pidiéndome un consejo y le respondo que confíe siempre en lo que hace. Me pide temas, y yo le aconsejo por fin que siempre acuda a lo eterno, el amor, la compasión, la lucha, la entrega generosa por los demás, el sacrificio heroico y allí siempre encontrará temas y personajes. Son atributos que nos hacen humanos. El hombre es eterno y prevalecerá.


Escrito por

EDUARDO GONZALEZ- VIANA

Novelista, periodista y profesor universitario en Estados Unidos, Eduardo González Viaña publica cada semana la columna “Correo de Salem” que aparece en diarios de España y de las Américas. Inmigración, cultura y análisis político son sus tópicos más frecuente


Publicado en

El correo de Salem

Un blog de Eduardo González Viaña