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Setenta años de la huida del inca

Se cumplen el 17 de julio setenta años de la “huida del inca”. Mario Vargas Llosa era apenas un “churre” de 16 años el día en que se iba a estrenar su primera obra literaria –La huida del Inca en el cine teatro Variedades de Piura.

Por Eduardo González Viaña

Publicado: 2022-07-16


Se cumplen el 17 de julio setenta años de la “huida del inca”. Mario Vargas Llosa era apenas un “churre” de 16 años el día en que se iba a estrenar su primera obra literaria –La huida del Inca en el cine teatro Variedades de Piura.

El entonces futuro Premio Nobel estudiaba quinto año de secundaria en el Colegio San Miguel y había escrito una obra que sería el número central de la Gran Velada Literario-musical que cada año organizaba ese plantel.

Hace unos años hablé con Walter Palacios Vinces, quien hacía el papel de sumo sacerdote y era el primer actor del elenco.

–¿Cómo se preparó la obra?

–Todos los actores eran alumnos del quinto año, compañeros de Mario. El único actor que estudiaba en cuarto año era yo. La selección de actores y reparto de roles los determinó el propio Mario. Nuestra amistad se debió a circunstancias culturales dentro del colegio.

Los actores

En el papel de inca, Ricardo Raygada; como sumo sacerdote, Walter Palacios; Ricardo León, como indígena; como escritor, Rolando Raygada; Federico Otoya como Untar y Víctor Izquieta como Urcos.

–¿Y el argumento?

–Se me han quedado para toda la vida algunas frases del sumo sacerdote. Lo que más recuerdo es que en la propaganda y en el programa se presentaba como «drama en tres actos». Prólogo y epílogo de Mario Vargas Llosa. El argumento giraba en torno a los últimos días del emperador inca, al derrumbe del imperio ante la conquista europea a comienzos del siglo XVI.

¿Algunos de sus actores resultaron después personajes de sus libros?

–Claro que sí. Por un lado, Javier Silva Ruete, el amigo íntimo en La tía Julia y el escribidor. Por otro lado, Ferrufino. Me refiero al director del plantel, Luis Marroquín, uno de los personajes que aparece en el cuento Los Jefes. Fue él quien ordenó que los sábados se destinaran a actividades culturales, y las denominó Veladas Sabatinas.

Los ensayos eran sesiones intensas. Todas las tardes, después de clases. Le dedicábamos horas a memorizar textos bajo la dirección del propio Mario.

–¿Era un director muy exigente?

–¡Te imaginas! Él era alumno como nosotros, tenía 16 años de edad, había escrito el drama en tres actos y dirigía la obra. Recuerdo que en uno de los primeros ensayos, cuando me corresponde entrar en acción, empiezo muy circunspecto a pronunciar mi parlamento y Mario detiene el ensayo y me dice: no, no Walter, así no. Tú no eres un sacerdote, un personaje serio. Tú eres un chamán, un brujo, un hechicero, por eso tu actuación tiene que ser ‘farsesca’. Y él mismo comienza a caminar, a dar pequeños saltos gesticulando grotescamente. Eso no he podido olvidarlo hasta ahora. La seriedad con la que nos dirigía, no alteraba nuestras relaciones de amistad. Recuerdo que en una oportunidad Mario me preguntó si deseaba hacer práctica periodística en el diario La Industria, de Piura.

Volviendo a lo de la obra teatral, llegó el día del estreno y había tanta expectativa entre los piuranos, que los boletos de entradas se agotaron. Muchos quedaron en la calle sin poder ver la obra. El éxito artístico y económico fue rotundo y dio mucho que comentar en la Piura de entonces. El director Marroquín y los profesores del colegio «sacaban pecho».

Cuenta Wálter: Muchos años después, Mario llevaba en su billetera, como amuleto, el programa impreso de la velada sanmiguelina de 1952. Él mismo me lo mostró doce años después, en 1964, en París, cuando pasé a visitarlo en su pequeño departamento en el Barrio Latino. Era un papel doblado, amarillento y medio roto que sacó de su billetera, y en el que todavía podían leerse los nombres de los alumnos actores que figuraban en el reparto. Por ahí estaba el mío. En esas visitas Mario me preguntaba sobre algunos detalles de Piura. Estaba escribiendo —él no me lo dijo— su segunda novela con la que volvería a causar sensación: La casa verde.

Periodista y abogado, Wálter Palacios Vinces sería después presidente de la combativa Federación de Estudiantes del Perú. Sucedía en ese cargo al ahora eminente psicoanalista Max Hernández.


Escrito por

EDUARDO GONZALEZ- VIANA

Novelista, periodista y profesor universitario en Estados Unidos, Eduardo González Viaña publica cada semana la columna “Correo de Salem” que aparece en diarios de España y de las Américas. Inmigración, cultura y análisis político son sus tópicos más frecuente


Publicado en

El correo de Salem

Un blog de Eduardo González Viaña