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LA INQUISICIÓN DE HOY EN EL PERÚ

Óscar Ugarteche, Castigo después del castigo, Escarnio y violación

Publicado: 2020-10-29


La perversidad es contagiosa. En la Plaza de Armas de Lima, cuando desfilaban semidesnudos, afiebrados, enfermos y con letreros infamantes los condenados por la Inquisición, un público feroz aplaudía el espectáculo, los vendedores hacían su agosto y, si era de noche, las prostitutas vendían sus servicios.

Acomodados en sus asientos, sonreían el virrey y el resto de autoridades al tiempo que el pueblo apedreaba e insultaba a los reos que habían sido condenados a ser quemados vivos por supuestamente ser herejes, brujas, judíos, blasfemos u homosexuales.

¿Por qué recordar estos actos de crueldad?... Porque en el Perú de nuestros días todavía hay víctimas y malvados. Recuerdo ahora tres casos que representan a millares.

1) ÓSCAR UGARTECHE, como muchos en nuestro país ha padecido humillaciones por sus preferencias sexuales. Dueño de una fama mundial, es uno de nuestros más brillantes científicos sociales, vive en México donde la UNAM, una de las más prestigiosas universidades del mundo, lo tiene entre sus docentes.

En México, el doctor Ugarteche contrajo matrimonio con Fidel Aroche, otro profesor universitario. Después, vino al Perú y acudió a la RENIEC pidiendo que se le reconociera su nuevo estado civil.

Su lucha y su valentía son grandes. Enormes. Desde 2010 viene peleando por su derecho, pero sus esfuerzos solamente reciben discriminación y escarnio. Ahora, diez años más tarde, su expediente se encuentra ante el Tribunal Constitucional que ha preferido el secretismo para abordarlo.

Le preguntamos al Dr. Javier Mujica, su abogado, sobre el estado de la cuestión y nos responde que: “los demandantes han estado soportando todos estos años, el doble estándar de estar casados en el país de uno de los cónyuges y no estarlo, en el país del otro cónyuge. Situación humillante que también padecen muchos otros peruanos y peruanas, envilece la calidad de protección en derechos humanos que el Perú pretende dar a sus ciudadanos y por la que se considera miembro de una comunidad internacional de derecho que dice defenderlos.”

Como recordamos, esta misma semana, el Papa Francisco dijo:

“Las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia, son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie, ni hacer la vida imposible por eso.”

2) CASTIGO DESPUÉS DEL CASTIGO: Aprobada por el desprestigiado congreso anterior, la muerte civil para quienes salieron ya de la cárcel es solo un instrumento perverso que no tiene sentido en una democracia.

Decenas de miles de personas que participaron en el conflicto interno del siglo pasado han pasado décadas en prisión. A pesar de que en Derecho es inadmisible castigar a quien ya ha sido castigado, los instrumentos legales aprobados por el congreso disuelto prohíben que, ya cumplida su condena, estas personas trabajen en sus profesiones Eso es anticonstitucional…y malvado.

Raúl Wiener diría: ““¿Cómo construir una sociedad pacífica y en vías de reconciliarse, si el Estado, estimulado por los medios y la derecha más recalcitrante, sigue con la política de quitarles la voz a los perdedores … y el derecho al trabajo y a la vida de sus descendientes?

3) ESCARNIO Y VIOLACIÓN. – En el Perú de nuestros días, resulta casi natural sospechar y hasta culpar a la víctima de una violación.

Paúl Muñoz, abogado de uno de estos delincuentes, dijo en descargo de un delincuente sexual que “a esta señorita le gustaba mucho la vida social”. A la poco escondida acusación que conlleva esta frase, hay que añadir que en las redes sociales muchos ciudadanos (¿o bestias? han dicho que “hay que entender también que estos muchachos sufren la represión de la cuarentena y tienen que saciar sus apetitos a como dé lugar.” Cualquier encuesta sobre derechos humanos encontraría que un amplio porcentaje de la población justifica apoya la tortura, el estupro, el descuartizamiento y la pena de muerte.

Las religiones suponen que, después de grandes catástrofes, como el diluvio, llegan la purificación y la tolerancia. Ojalá que la hecatombe de nuestro tiempo nos traiga un día un poco de amor.

Ojalá que nos haga entender que para aborrecer a la Inquisición de nuestro tiempo no es necesario ser mujer, ni homosexual, ni haber participado en el conflicto interno. Basta con intentar ser un verdadero cristiano o un peruano decente.

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Escrito por

EDUARDO GONZALEZ- VIANA

Novelista, periodista y profesor universitario en Estados Unidos, Eduardo González Viaña publica cada semana la columna “Correo de Salem” que aparece en diarios de España y de las Américas. Inmigración, cultura y análisis político son sus tópicos más frecuente


Publicado en

El correo de Salem

Un blog de Eduardo González Viaña