¡OH DIOS, UNA TERRORISTA VINO AL CLUB!
Sobre Derechos Humanos
Los derrotados de entonces han pasado 10, 20 o más años en la cárcel, y ahora a la mayoría de ellos se les niega el trabajo en sus profesiones. Eso es perversidad, no democracia.
CARTA A “LA REPÚBLICA” (11 marzo 2020)
Señor Director de LA REPÚBLICA:
Quiero felicitar a Augusto Álvarez Rodrich por el esclarecedor artículo: ¡Oh Dios, una terrorista vino al club! cuyo subtitulo le da sentido completo: El valor de la reinserción de quienes cumplieron condena.
Dice AAR que quien ya cumplió condena es libre de ir donde quiera…aunque señala la existencia de algunas restricciones como las de trabajar en Educación.
Estas restricciones son anticonstitucionales porque toda ley es irretroactiva (no tiene valor para el pasado) y todas las que conocemos como trabajar para el Estado o en los colegios y universidades fueron establecidas por el aprofujimorismo en el felizmente disuelto Congreso.
Quienes como yo no vivimos el espantoso conflicto y hemos regresado a la patria luego de varias décadas en el exterior, quisiéramos que se acabara con este estado de guerra que persiste luego de haberse terminado el siglo pasado el conflicto interno.
Los derrotados de entonces han pasado 10, 20 o más años en la cárcel, y ahora a la mayoría de ellos se les niega el trabajo en sus profesiones. Eso es perversidad, no democracia.
Hay que tratar de perdonarnos los unos a los otros que es la única forma de recuperar la condición humana.
EDUARDO GONZALEZ VIAÑA