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CRUZAR LA CALLE CON BORGES Y CON LAS

Por Eduardo González Viaña

Publicado: 2019-09-20



¿Ha intentado usted en Lima cruzar la avenida Abancay en una hora punta con los ojos vendados?

No. Usted parece, pero no está loco. En julio de 1975, Jorge Luis Borges y Luis Alberto Sánchez cruzaron de manera similar la carrera (avenida) 10 de Bogotá para entrar en el hotel Tequendama donde se alojaban. Se realizaba allí un encuentro de escritores y críticos latinoamericanos.

Antes de ejecutar la proeza, ambos habían estado recorriendo a pie el centro de la hermosa capital colombiana. Los acompañaba Leonor Acevedo Suárez, la madre de Borges, quien hacía de lazarillo, porque el genial narrador y poeta argentino era completamente ciego.

Justo antes de llegar al cruce, doña Leonor descubrió un conjunto de llamativas tiendas que no podía dejar de conocer.

- Me voy a hacer compras. - dijo de pronto y le pidió, o acaso le ordenó, al peruano:

- Luis Alberto, por favor, tome de la mano a mi Jorge Luis y condúzcalo al hotel Tequendama.

Allí comenzó la aventura.

Como se sabe, en estos días se está rindiendo homenaje a los 120 años del gran creador de ficciones Jorge Luis Borges de quien muchos dicen, y yo me sumo a ellos, que podría haber estado entre los autores de la Biblia.

Los temas y motivos sobre lo que escribió son una obsesión humana: los espejos, los laberintos, los libros inventados, la búsqueda del nombre real de Dios y de los hombres y, por fin, la dimensión del tiempo circular e inconcebible frente a la latitud de la eternidad.

Nadie ha producido creaciones como las suyas en el siglo XX ni argumentos tan simétricos y asombrosos. Su prosa limpia, casi desnuda, tiene la capacidad de sugerir contenidos y mundos que van más allá de la palabra.

Se cuenta que una mañana de octubre de 1967 daba su clase de literatura inglesa cuando entró en ella un estudiante para ordenarle que la terminara para rendir homenaje a un gran personaje histórico.

“Si no se va, le corto la luz”. - amenazó el estudiante. Respondió Borges:

-He tomado la precaución de ser ciego esperando este momento.

Con más de un centenar de libros en su haber, Luis Alberto Sánchez es el escritor más prolífico del Perú. Sus temas abarcan crítica literaria, crítica histórica, historia, biografía novelada, ensayo, novela y poesía.

Tres veces rector de la Universidad de San Marcos, vicepresidente de la república, senador, diputado y ministro, alternó todas estas ocupaciones con una efervescente e incansable vida a la que sumaron campañas políticas y largos destierros.

Con razón, se le ha llamado el Doctor Océano. Se cumplirán 120 años de su nacimiento el 2020.

En una ocasión que presidía el Senado, el representante Manuel Ulloa quiso tomar la palabra interrumpiendo a alguien que lo hacía en esos momentos. Sánchez lo atajó:

-Tiene usted que esperar. - dijo y añadió: -El senador Ulloa no tiene corona… aunque pronto la tendrá.

Se refería al hecho de que Ulloa se había casado recientemente con una duquesa europea.

¿Qué pasó frente al hotel Tequendama? LAS tomó de la mano a JLB y lo hizo cruzar. Al llegar a su destino, le pidió que lo acompañara al bar:

-Ya se que usted es abstemio. Puede tomar una Coca Cola, pero yo prefiero un whisky.

-¿Por qué?

-Porque usted es ciego…y yo también lo soy.

Me lo contó Luis Alberto.


Escrito por

EDUARDO GONZALEZ- VIANA

Novelista, periodista y profesor universitario en Estados Unidos, Eduardo González Viaña publica cada semana la columna “Correo de Salem” que aparece en diarios de España y de las Américas. Inmigración, cultura y análisis político son sus tópicos más frecuente


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El correo de Salem

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