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PAZ Y CARNICERÍA

Ayer, los medios mostraron a una anciana casi nonagenaria en el momento en que es echada de la vivienda de su propiedad para embargarla y hacerse pago de 5 mil soles de reparación civil que su hijo, ex militante del desaparecido MRTA, no ha podido pagar porque no tiene trabajo. Por su parte, Fujimori no ha pagado ni un dólar de los 6 mil millones que robó.

Por Eduardo González Viaña

Publicado: 2019-08-05




En plena reunión del Congreso de Colombia, el senador José Obdulio Gaviria sufrió un infarto antes de ayer. De no haber sido por los inmediatos cuidados de su colega Carlos Antonio Lozada, el desenlace habría sido fatal.

Gaviria representa a la extrema derecha colombiana y ha sido todo el tiempo, enemigo de los procesos de paz en su país y partidario de continuar la guerra hasta que no quede vivo uno solo de los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC.

¿Qué es lo extraño de esta noticia?

Lo extraño y lo hermoso es que el hombre que le salvó la vida a Gaviria es un médico prominente que está en el Senado en representación de las FARC, y que se ha pasado la mayor parte de su vida con el fusil al hombro.

Paz en Colombia

Como se sabe, el gobierno de ese país y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron un acuerdo paz definitiva 24 de noviembre de 2016 que cesó el estallido de las balas, devolvió los soldados a sus cuarteles y permitió a la antigua guerrilla convertirse en partido político.

El acuerdo puso punto final a un doloroso conflicto que durante varias décadas, desangró al hermano país. Se calcula en cientos de miles el número de muertos en una guerra que no tenía cuándo terminar y que solo la buena voluntad, la valentía y la generosidad de una y otra parte, del presidente Santos y la guerrilla, lograron darle fin.

Carnicería en el Perú

En el Perú, el siglo pasado se terminó una guerra infame, pero aún subsiste en algunos el criterio de aplastar en el suelo al derrotado.

No es justificable que un individuo empuñe las armas contra el Estado cuando existen instituciones y caminos legales para hacer escuchar su protesta o su propuesta de cambio. Sin embargo, no lo es tampoco que el Estado responda con la matanza de individuos y comunidades ajenas al conflicto.

Y eso lo que ocurrió en los días de Fujimori. La ejecución sumaria pobló de sepulcros nuestros campos. Nuestras cárceles se poblaron de calabozos perpetuos para enterrar a hombres vivos. En competencia por ser el más perverso, el gobierno de Alan García suprimió de forma abusiva, los beneficios carcelarios de ese tipo de presos.

La ley de muerte civil

Eso parece no haber cambiado. La mayoría congresal de viva convicción fujimorista insiste en dar leyes bestiales- como la de muerte civil- que prohíbe trabajar a hombres y mujeres que ya cumplieron sus condenas y salieron de la cárcel reducidos a la indigencia. Además, la ley es retroactiva porque pretende castigar delitos cometidos en el pasado y ya suficientemente penados. Eso la hace inconstitucional y bárbara.

Anciana

Ayer, los medios mostraron a una anciana casi nonagenaria en el momento en que es echada de la vivienda de su propiedad para embargarla y hacerse pago de 5 mil soles de reparación civil que su hijo, ex militante del desaparecido MRTA, no ha podido pagar porque no tiene trabajo.

Por su parte, Fujimori no ha pagado ni un dólar de los 6 mil millones que robó.

Como lo han reclamado en estos días, Rosa María Palacios, Augusto Alvarez Rodrich, Diego García Sayán, entre muchos otros, a los peruanos que participaron el siglo pasado en la guerra interna se les debería permitir la reinserción en la sociedad e incluso su participación en el sistema político democrático.

La guerra terminó en el siglo pasado. Sendero fue vencido y, por su parte, el Movimiento Túpac Amaru renunció hace casi 30 años a las armas.

Hay que derogar cuanto antes la Ley de Muerte Civil y hay que comenzar a legislar con el corazón. La paz sin reconciliación no es paz. Es carnicería.


Escrito por

EDUARDO GONZALEZ- VIANA

Novelista, periodista y profesor universitario en Estados Unidos, Eduardo González Viaña publica cada semana la columna “Correo de Salem” que aparece en diarios de España y de las Américas. Inmigración, cultura y análisis político son sus tópicos más frecuente


Publicado en

El correo de Salem

Un blog de Eduardo González Viaña